El día 04 de junio de 2014 se realizó la Jornada escuela, familia y comunidad. Compartimos una jornada cálida junto a padres de alumnos de la Institución y contamos con la presencia de Analía Psicóloga social de Acción activa.
Había una vez… un
dragón invitándonos a jugar. Los dragones preservan lo que hay de esencial en
los seres y las cosas, expresando la naturaleza profunda de la vida. Son los
mismos dragones quienes poseen algo esencial. Y tiernamente nos invitan a descubrirlo.
¿Cómo? Aman los juegos, sobre todo los tradicionales e inventan los más
difíciles siempre tratando de no ganar,
porque saben que el triunfo significa poner fin al encanto. El reto de hoy
consiste en el desafío de la rayuela,
porque simbólicamente es la mejor manera de saltar de la tierra al cielo.
Como dice Cortázar: “La rayuela se juega con una piedrita que hay que
empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una
acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de
colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar
con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del
dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para
salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela
de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la
piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, lo malo es que justamente a esa altura,
cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba
de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete,
en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y
porque se ha salido de la infancia se
olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y
la punta de un zapato.”
En el cierre de la jornada el Prof. de música Silvio Cesaroni, nos brindó la Bendición de Dragón ambientada con música celta.
Bendición de dragón
Que las lluvias
que te mojen sean suaves y cálidas.
Que el viento
llegue lleno del perfume de las flores.
Que los ríos te
sean propicios y corran para el lado
que quieras
navegar.
Que las nubes
cubran el sol cuando estés en el desierto.
Que los
desiertos se llenen de árboles cuando los quieras atravesar.
O que encuentres
esas plantas mágicas que guardan en su raíz el agua
que hace falta.
Que el frío y la
nieve lleguen cuando estés en una cueva tibia.
Que nunca te falte
el fuego.
Que nunca te
falte el agua.
Que nunca te
falte el amor.
Tal vez el fuego
se pueda prender.
Tal vez el agua
pueda caer del cielo.
Si te falta el
amor, no hay agua ni fuego que alcancen
para seguir
viviendo.
Gustavo Roldan
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